Como es de entender, uno pone su buen hacer para que aquello que ha programado llegue a buen fin. Más si cabe, cuando se trata de algo tan especial como es el camino. Porque es algo especial, sin duda. No creo ser capaz en una sola entrada de poder describir los momentos que hemos vivido en estas jornadas. Y no porque sea rollero -como algunos me acusarían-, sino por la cantidad y calidad de esos momentos. las horas que hemos compartido juntos con Noe y Chuqui; las conversaciones y desasosiegos con diversos peregrinos, los ratos con Iñaki y Javier del País Vasco, o con Virginia, Mariana y Loli de Elche; la cena con Orietta y Acacio del Albergue de peregrinos de Viloria de Rioja (qué buena y qué interesante!); las cervezas y cena con Juanito del bar El Palomar de Atapuerca. O Paco, el responsable del albergue de Castrojeriz. Son unos cuantos ejemplos de tantos. Es de merecer los comentarios y llamadas de todos los que nos quieren bien y que nos han seguido a lo largo de estos días. Ha habido personas muy activas como los papas de Noe, siempre tan atentos y tan sanos, preocupándose de todos, de Dani o Javier mimando a "su niña", de Carlos Silva, atento a las novedades del blog o de mi hermano Javier, pasando el parte a las madonnas de la familia, a Manuel el amigo de Chuqui que también le pegaba su llamada, a María, que me indujo a no afeitarme, y a todos aquellos que de forma anónima, pero se que contínua, han estado al tanto de nuestras andanzas por tierras castellanas. También comentamos esta Castilla de Machado ("¡Oh, tierra triste y noble, la de los altos llanos y yermos y roquedas, de campos sin arados, regatos ni arboledas..."), tan auténtica. Un agradecimiento especial a nuestro físico que, aunque tocado, ha aguantado. Como no puede ser de otra manera, un abrazote, seis besos y copa de campeones a Noe y a Chuqui. Muchas, muchas, muchas gracias. Ahí están. Estar es ya de medalla. Plantearse realizarlo y estar en el punto de partida es un motivo de orgullo. No es tan fácil como pueda parecer. Ahora, sólo falta....caminar!. Como bien decían Acacio y Orietta, encontrar el camino, encontrar la espiritualidad, es el objetivo. Y esa espiritualidad no tiene por qué ser nada místico ni íniciático. Está en las pequeñas cosas, en el compartir, el desprenderse, en el escuchar, en nuestro alrededor, en lo que nos rodea, en la observación, en el buscarse a uno mismo. Y algo de todo eso ha ido pasando. Ahí está el camino.
Gracias a todos.
El año que viene, si el santo quiere seguir a nuestro lado, estaremos en disposición de rematar aquello que nos propusimos. Saldremos de El Burgo Ranero para enfilar sitios tan emblemáticos como León, como Astorga, Ponferrada o O Cebreiro y entrar, para finalizar nuestro camino, por las calles de Sarria. Habrán sido nada más que 819 kilómetros. Vale la pena el camino. Pero eso...será historia del año que viene....
Aprovecho la famosa frase de Pol : ¿a quién se le ha hacer ocurrido esto? ....
ResponderEliminarPues gracias de corazón a quien se le ocurrió, a quién se le ocurrió llevarnos en ocasiones al extremo, a quién se le ocurrió que podíamos compartir tantas cosas ... que podíamos descubrir tanto de nosotros, que podíamos descubrir tanto de los otros, que podíamos descubrir tanto de nosotros en los otros ... GRACIAS FEDE ... de verdad GRACIAS.